Todavía es verano, y es más agradecido escalar por la tarde que pegándonos el sol en la chepa. Tras acabar las vías del Momiot, y con ganas de entrarle a las paredes del Rincón de Bonanza, que tantos años nos han estado prohibidas, tomamos la decisión de entrarle teóricamente a la más fñacil del sector de la Pared Roja: Vía Capricornio.
Obra maestra de Mariano Lozano y de José Matas, abierta en el 78, y con una pinta muy buena.
La aproximación no está clara, ya que hace muchos años que no se escala en la zona y las sendas de escaladores se han perdido, decidimos subir por el PR desde la caseta forestal, hasta llegar un momento en el que el sedero sale a un espoloncete y más arriba hace un giro a derecha, en ese punto decidimos tirar hacia la izquierda sin perder altura, no hay senda, pero se intuye un posible camino hasta la base de la pared. Una vez allí, continuamos por toda la base de la pared hasta la cueva de las vías deportivas, hacia la izquierda. Nuestra vía comienza justo a la izquierda de la cueva.
El comienzo está marcado con una flecha, que al principio nos costó ver, un poco por la vegetación y otra por el contraste del sol. Nuestra sorpresa fue ver parabolts en la vía, por su estado deben ser de principios a mediados de los 90, pero te ayudan mucho a seguir la vía (no toda).
El L1, sube buscando una pequeña torre, y desde ahí hace una gran travesía algo delicada (la roca está muy lavada), al salir de la zona más pulida, viene una sección de diedro que nos llevará a la R1 (un poco más alta que en el croquis original).
El L2, se queda un poco más corto de lo normal, pero es interesante. La vía Andrómeda va por todo el diedro, y la Capricornio va siseando entre los diedros. Nada más salir de la reunión, subiremos un poquito del diedro para luego ir a la derecha, por una placa, para luego (en el segundo parabolt) volver a cruzarse a la izquierda y salir por fuera del diedro. La reunión es muy buena, una repisa, donde podemos ver inscripciones de otras vías.
El L3, es una gran travesía de derecha y luego de izquierda, el arranque es por una placa protegida con parabolts, pero el original es por el diedro. Al atravesar, aun veremos clavos originales (incluso con el cordinito blanco de llevarlos en el mosquetón), siendo el paso más complicado el que hace la vuelta a izquierda, que es un poco a lo bestia. El largo continúa por diedro muy próximos a una línea de parabolts de enderezamiento de la vía, los cuales se pueden chapar bien.
El largo final, el L4, nos lleva por una súper laja que suena muy muy hueca, pero que al final nos resistió (no creo que caiga). Al montarnos en ella, veremos los dos clavos situados a nuestra derecha y que son nuestro destino. Roca pulida, muy pulida, y que hacen que ese paso de V sea más un 5+/6a. Nosotros optamos por la salida hacia la izquierda ligeramente hasta llegar a la reunión. De ella habían quitado las dos chapas, pero las hemos repuesto.
En resumidas cuentas, una súper vía, abierta por unos maestros y con una visión del terreno de juego impresionante. Nosotros empezamos sobre las 6 de la tarde a escalar, y salimos ya a las 9 de la noche. Atención al horario. Ya la han repetido Ignacio Cecilia y Paco Bernal, otros máquinas.
Disfrutarla, topo para su uso.
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